Tuesday, September 04, 2012
Juana Azurduy de Padilla.
( Juana Azurduy de Padilla; Chuquisaca, 1780 - Jujuy, 1860 )
Heroína de la independencia del Alto Perú (actual Bolivia).
Descendiente de una
familia mestiza, quedó huérfana en edad muy temprana.
Pasó los primeros años de
su vida en un convento de monjas de su provincia natal, la cual fue sede de la
Real Audiencia de Charcas.
En 1802
contrajo matrimonio con Manuel Ascencio Padilla, con quien tendría cinco hijos.
Tras el estallido de la revolución independentista el 25 de mayo de 1809, Juana
y su marido se unieron a los ejércitos populares, creados tras la destitución
del virrey y al producirse el nombramiento de Juan Antonio Álvarez como
gobernador del territorio.
El caso de Juana no fue una excepción; muchas
mujeres se incorporaban a la lucha en estos años.
Juana
colaboró activamente con su marido para organizar el escuadrón que sería
conocido como Los Leales, el cual debía unirse a las tropas enviadas desde
Buenos Aires para liberar el Alto Perú.
Durante el primer año de lucha, Juana
se vio obligada a abandonar a sus hijos y entró en combate en numerosas
ocasiones, ya que la reacción realista desde Perú no se hizo esperar.
La
Audiencia de Charcas quedó dividida en dos zonas, una controlada por la
guerrilla y otra por los ejércitos leales al rey de España.
En 1810
se incorporó al ejército libertador de Manuel Belgrano, que quedó muy
impresionado por el valor en combate de Juana; en reconocimiento a su labor,
Belgrano llegó a entregarle su propia espada.
Juana y su esposo participaron en
la defensa de Tarabuco, La Laguna y Pomabamba.
Mención
especial merece la intervención de Juana en la región de Villar, en el verano
de 1816.
Su marido tuvo que partir hacia la zona del Chaco y dejó a cargo de su
esposa esa región estratégica, conocida también en la época como Hacienda de
Villar.
Dicha zona fue objeto de los ataques realistas, pero Juana organizó la
defensa del territorio y, en una audaz incursión, arrebató ella misma la
bandera del regimiento al jefe de las fuerzas enemigas y dirigió la ocupación
del Cerro de la Plata.
Por esta acción y con los informes favorables de
Belgrano, el gobierno de Buenos Aires, en agosto de 1816, decidió otorgar a
Juana Azurduy el rango de teniente coronel de las milicias, las cuales eran la
base del ejército independentista de la región.
Tras
hacerse cargo el general José de San Martín de los ejércitos que pretendían
liberar Perú, la estrategia de la guerra cambió.
San Martín quería atacar Lima
a través del Pacífico, por lo que era necesario, para poder desarrollar su
estrategia, la liberación completa de Chile.
Esta decisión dejó a la guerrilla
del Alto Perú en condiciones muy precarias; Juana y su marido vivieron momentos
extremadamente críticos, tanto que sus cuatro hijos mayores murieron de hambre.
Poco tiempo despues Juana, que esperaba a su quinto hijo,
quedó viuda tras la muerte de su marido en la batalla de Villar ( 14 de
Septiembre de 1816).
El cuerpo de su marido fue colgado por los realistas en el
pueblo de la Laguna y Juana se halló en una situación desesperada: sola,
embarazada y con los ejércitos realistas controlando eficazmente el territorio.
Tras dar a lúz a una niña, se unió a la guerrilla de Martín
Miguel de Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú.
A la muerte de este caudillo se disolvió la guerrilla del
norte y Juana se vió obligada a malvivir en la región de Salta.
Tras la proclamación de la independencia de Bolivia en 1825,
Juana intentó en numerosas ocasiones que el gobierno de la nueva nación le
devolviera sus bienes para poder regresar a su ciudad natal, pero a pesar de su
prestigio no consiguió una respuesta favorable de los dirigentes políticos.
Murió en la provincia argentina de Jujuy a los 80 años de
edad en la más completa miseria: su funeral costó un peso y fue enterrada en
una fosa común.
Solo póstumamente se le reconocería el valor y los servicios
prestados al país.
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