Saturday, June 09, 2012

 

Ninfa de las mariposas (Casto Plasencia y Maestro)



 

Un auténtico Marlon Brando cosecha 1964!


"Soy egoísta y egocéntrico. Los otros constituyen, con demasiada frecuencia. un notable y desagradable fastidio. Me gusta agarrar al género humano por el cuello y sacudirlo con fuerza. Esto lo haré el mayor tiempo posible. Sé perfectamente que hasta un cierto punto será él el que me agarre por el cuello  y me lo retuerza!. Mi vida sentimental también la agarraría por el cuello... El sentimiento es indispensable, pero en el fondo, es tabién bastante estúpido y anacrónico respecto a la evolución de los tiempos y de la mente humana."
"Mi fama no decaerá nunca. Quiero decir que durará hasta cuando yo quiera. Siempre tendré bastante talento para poderla renovar continuamente. Soy uno de los pocos, poquísimos grandes actores vivos..."
"Dicen que estoy loco. Pero primero hay que ver lo que se entiende por locura. Si por tal entienden prepotencia, anticonformismo, presunción, yo, mi querido amigo, soy un loco furioso!. Quizás soy un maldito exhibicionista, o quizás lo que sucede es que conozco las reglas de este juego un poco grotesco que se llama popularidad...Los prejuicios raciales y sociales son la más indecente y grande injusticia de la civilización. Los combato con toda mi violencia, mi cólera y con toda mi convicción."

Saturday, June 02, 2012

 

Hasta siempre Turco querido!!


Que paradoja: un diablo que se fué al cielo...

 

de: "El aleph" / Jorge Luis Borges


"En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, ví una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor.
Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba.
El diámetro del aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño.
Cada cosa ( la luna del espejo, digamos ) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo.
Ví el populoso mar, 
ví el alba y la tarde, 
ví las muchedumbres de América, 
ví una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, 
ví un laberinto roto ( era Londres ), 
ví interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, 
ví todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, 
ví en un  traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años ví en el zaguán de una casa de Fray Bentos, 
ví racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, 
ví convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, 
ví en Inverness a una mujer que no olvidaré, 
ví la violenta cabellera, el altivo cuerpo, 
ví un cáncer en el pecho, 
ví un circulo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, 
ví una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, 
ví a un tiempo cada letra de cada página, ( de chico, yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche ), 
ví la noche y el día contemporáneo, 
ví un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, 
ví mi dormitorio sin nadie, 
ví en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplican sin fín, 
ví caballos de crín arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, 
ví la delicada osatura de una mano, 
ví a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, 
ví en un escaparate de Mirzapur una baraja española, 
ví las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, 
ví tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, 
ví todas las hormigas que hay en la tierra, 
ví un astrolabio persa, 
ví en un cajón del escritorio ( y la letra me hizo temblar ) cartas obsenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, 
ví un adorado monumento en la Chacarita, 
ví la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, 
ví la circulación de mi oscura sangre, 
ví el engranaje del amor y la modificación de la muerte, 
ví el aleph, desde todos los puntos, 
ví en el aleph la tierra y en la tierra otra vez el aleph y en el aleph la tierra, 
ví mi cara y mis vísceras, 
ví tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: 
el inconcebible universo..."

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