Thursday, October 20, 2016

 

Un orden nuevo.


Un soplo hinchó los pulmones de Menecio, arrancándolo del sueño como si una soga lo arrastrara por el cuello.
Tosió hasta dolerle la garganta porque el aire le ardía en el pecho.
Cuando al fin pudo abrir los ojos, no vio nada y pensó que se había quedado ciego: se extendía ante él una negritud total, el silencio absoluto.
Se alzó a toda prisa sobre el suelo lleno de polvo y buscó a uno y otro lado con las manos, llamando a su padre y a su hermano.
No recibió respuesta.
estaba solo en un desierto vacío de todo...
Después de avanzar un rato por la oscuridad, una corriente fría lo hizo estremecer.
¿Debía ir a buscarla o huir de ella?
¿Sería un peligro o una posibilidad de salvación?
No tenía más alternativa que arriesgarse.
Se encaminó hacia allí con prudencia en lo que fue un viaje muy corto.
Al cabo de pocos pasos, sus pies perdieron el suelo.
Menecio se precipitó por el abismo helado.
Lo atraparon en la caída las cadenas que colgaban de las paredes, cuyos espinosos ganchos le atravesaron la carne.
El dolor lo revolvió y, al agitarse, quedó aún más enredado y aprisionado contra la pared.
Cabeza abajo, sentía que la irradiación que subía del foso le congelaba el ánimo.
Sin duda había muerto y se encontraba en aquel lugar al que llamaban el Tártaro.
Al comprenderlo, Menecio chilló y chilló, hasta sangrarle la garganta... 







ZEUS / Conquista el Olimpo  ( Gredos )

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