Sunday, December 27, 2015
Una profunda amistad entre hombre y fiera.
Aulo Gelio narra en sus Noches áticas un episodio singular que ocurrió en Roma en tiempos de Calígula.
El esclavo Androcles y otros condenados a muerte fueron arrojados a las fieras, entre las que destacaba un enorme león.
Cuando el león avistó a Androcles "se detuvo en seco, como si lo hubiera reconocido", se acercó a él y comenzó a lamerle los pies y las manos.
El publico, asombrado, pidió una explicación.
Androcles contó que tras huir de los maltratos de su amo buscó refugio en una caverna, a la que poco después llegó un león con una astilla clavada en una zarpa.
Androcles lo curó y durante tres años compartieron cueva y comida.
Un día decidió marcharse, pero fue capturado y enviado a Roma para ser ajusticiado.
El león corrió la misma suerte.
Aquel sorprendente encuentro conmovió al público, que votó la absolución de ambos.