Saturday, September 19, 2015
Mahatma
Se despertó antes del alba, como cada día en el ashram.
En la oscuridad de la noche dirigió una oración colectiva al aire libre, en un lugar desde donde se dominaba el río Sabarmati.
Estaba preparado.
Con su tradicional dhoti ( la prenda masculina típica de la India, que se enrolla y ata en la cintura ) y un chal alrededor de los hombros, agarró una vara de bambú y echó a andar hacia el portalón.
Atrás dejaba el que fuera su hogar durante 13 años, una comunidad consagrada a sus preceptos basados en una vida sencilla y un pensamiento elevado.
Mohandas Gandhi iba solo.
Cuando inició su caminata en una carretera polvorienta de las afueras de Ahmadabad, la ciudad más grande de Gujarat, su estado nativo, 78 hombres vestidos de blanco formaron tras él una columna de a dos.
A su paso, decenas de miles de indios ( partidarios o simples curiosos ), apelotonados en las márgenes de la carretera, encaramados a los árboles o asomados a las ventanas, exclamaban:
"Gandhi ki jai!".Gandhi vencedor!
Era el 12 de Marzo de 1930.
Gandhi y su comitiva recorrieron en 25 días los 388 kilómetros que los separaba del mar de Arabia, desafiando la injusta ley británica que prohibía la extracción de sal en su colonia.
Maestro en gestos dramáticos que hábilmente convertía en símbolos, Gandhi se inclinó en la orilla y recogió un puñado de lodo salino.
La extracción ilegal de sal se extendió por el país y hubo detenciones y apaleamientos.
Gandhi pasó casi nueve meses entre rejas.
Lo que las autoridades habían subestimado como una intrascendente escenificación política con tintes de espectáculo acabó en un clamor por la independencia coreado a lo largo y ancho del país.
Por primera vez el variopinto puzzle de la población india ( casta altas y bajas, hombres y mujeres, hindúes y musulmanes ) se unía para protestar contra el dominio británico.
Las masas habían hallado un líder.
Desde el día que emprendió la Marcha de la Sal hasta que murió, 18 años más tarde, Gandhi logró inyectar en la India un revolucionario combinado de política y espiritualidad.
A su filosofía basada en la acción la llamó satyagraha, o fuerza de la verdad.
La impronta de Gandhi fue indeble.
Guió a la India hacia la independencia.
Obligó a sus compatriotas a cuestionarse sus prejuicios más arraigados en materia de casta, religión y violencia.
En 1948, horas después de morir asesinado a tiros, apenas cinco meses y medio después del nacimiento de la nueva nación, Jawaharlal Nehru, el primer primer ministro de la India, proclamó que la luz dejada tras de sí por el Padre de la Nación seguiría brillando mil años después.
Por Tom O´Neill ( extracto ). National Geographic España