Wednesday, September 30, 2015

 

Mamma mia!



Monday, September 28, 2015

 

Un tal Brigitte Bardot (Solari / Beilison)


Viejo Caryl Chessman
viejo Caryl Chessman
respira otra vez. 
Ya llegó la hora, lubrica tus branquias, 
respira otra vez. 
Viejo Caryl Chessman! (gritaba enfurecido) 
un tal Brigitte Bardot

Si matamos el pájaro de dos tiros 
si matamos el pájaro de dos tiros, 
no es demasiado tarde si son dos tiros. 
Si matamos el pájaro de dos tiros 
no es demasiado tarde! (gritaba enfurecido) 
un tal Brigitte Bardot

Mano para hombres, mano para hombres 
ayer se le dió. 
mano para hombres, muy dura y pesada, 
ayer se le dió. 
Mano para Hombres ! (gritaba enfurecido) 
un tal Brigitte Bardot

Viejo Caryl Chessman.....

Sunday, September 20, 2015

 

Mangoré



 

Analizando a Luca...


PSICOLOGIA › ACERCA DE LOS SIGNIFICADOS DE LA VIDA Y LA LEYENDA DEL CREADOR DE SUMO

Luca Prodan y su caída del espacio de la paradoja

El enigma de la vida, la muerte y la creación se presenta con particular intensidad en el caso de Luca Prodan; también en el de la figura del artista convertido en leyenda; también en el de las llamadas toxicomanías. 
En estas páginas, tres psicoanalistas proponen tres aproximaciones diferentes para una misma memoria.
Por Andrés Barbarosch *
El consumo de opio y sus derivados ha constituido uno de los modos más característicos de la drogadicción a través de los tiempos. 
Una vasta producción de obras literarias, en los géneros más diversos, desde los diarios de viajes y novelas hasta los ensayos filosóficos y morales, tomó como motivo sus efectos. 
Thomas De Quincey, con Confesiones de un inglés comedor de opio (1821), inaugura un género: el testimonio personal sobre la experiencia con las drogas, que se continúa en escritores como Charles Baudelaire, Jean Cocteau y William Burroughs
En La condición humana, André Malraux iluminó la meditación filosófica de un anciano profesor a través del opio; en El americano impasible, Graham Greene retrató el consumo de esa sustancia.
Históricamente, el opio ha sido moneda de cambio; en el siglo XIX, condujo a una guerra que fue bautizada con su nombre; según Karl Marx, la religión, para los pueblos, le fue equiparable. 
¿Qué misteriosa presencia parece habitar al tóxico capaz de suscitar encantamientos y hechizos? 
¿Es el llamado de la muerte, con su belleza inconmensurable? 
Y, entre los opiáceos, los efectos de la heroína se cuentan hoy entre los más devastadores, en una época que Giorgio Agamben caracterizó como la del surgimiento de la toxicomanía de masas.
En 1981, Luca Prodan partió del aeropuerto londinense con el fin de escapar de una muerte que le pisaba los talones. Italiano, pertenecía a una familia adinerada y culta, y de niño había sido destinado a un colegio pupilo en Escocia, con el fin de recibir allí la educación de las elites. 
Pero la experiencia del aprendizaje fue la de la exclusión y el malestar. 
Los italianos habían perdido la guerra y, en ese ambiente anglosajón, eran los cobardes. 
También hizo amigos, uno de ellos argentino: Timmy McKern.
Luca Prodan escapó de la escuela y de sus padres, conoció el hippismo de los años ‘70, la psicodelia, el rock, los ácidos, el punk y la heroína, a la que se volvió adicto. 
Su hermana Claudia se había suicidado en 1977, junto con su novio, y la heroína habría tenido que ver con esas muertes. 
En Londres, una sobredosis lo había puesto a él mismo al borde de la muerte: años después su madre relató que, tras estar en coma varios días, para sorpresa de los médicos, despertó. 
De vuelta en Italia, conoció la cárcel en dos ocasiones, por desertar del servicio militar y por posesión de marihuana.
Decidió venir a la Argentinaporque aquí no había heroína”, según relataría más tarde. 
Tomó esa decisión luego de recibir una foto de Timmy McKern con su mujer y sus hijas en las sierras cordobesas.
 A Europa sólo regresaría en dos oportunidades para solucionar asuntos pendientes y manteniendo la idea de desligarse del Viejo Mundo. 
La llegada a las sierras de Córdoba, a casa de Timmy, fue caracterizada como el encuentro con un paisaje bucólico, conmovido por la llegada del extranjero, transido a su vez por el doloroso período de abstinencia. 
Lo que aparece como marca diferencial es la experiencia de hacer música.
Sumo, la banda con la que inscribiría su nombre en la historia cultural argentina, es, según testimonios, efecto de la rabia de la abstinencia: Luca Prodan al cantar, en sus comienzos, rabiaba, cuentan. 
Sumo apareció en el circuito del underground porteño, que comenzaba a despegar de la más cruenta de las dictaduras militares de la historia argentina, en medio del ensueño pesadillesco de la guerra de Malvinas.
Luca Prodan habla en italiano, chapurrea en español y canta en inglés. 
Trae entre su breve equipaje otra música, la de su experiencia en Londres; impresiones, trazos de estilos que darán un giro a lo ya conocido.
Entretanto, el alcoholismo aparece en la vida de Luca Prodan en continuidad con el abandono del consumo de heroína, como una muerte lenta que lo va consumiendo. 
El psicoanalista Donald Winnicott puso el acento en la creatividad, como aquello que nos da el sentimiento de estar vivos, lo que nos dirige hacia nosotros mismos, frente a la impresión de estar siendo dominados por una máquina o por efectos de la manipulación de algún otro o de una droga. 
Ese interés le posibilitó descubrir lo que dio en llamar objetos y fenómenos transicionales. 
Estos aparecen primero localizados en el espacio que se configura entre la madre y el bebé, y su particularidad es estar articulados a una paradoja: no pueden ser localizados en el interior ni en el exterior, no pertenecen ni a la madre ni al bebé. 
El progresivo abandono de objetos y fenómenos inaugura una zona intermedia de experiencia en la que suele transcurrir la vida humana cuando no se encuentra ocupada por las exigencias de la realidad externa ni se ha replegado sobre el mundo interno.
Por allí transitan tanto el juego de los niños como los chistes, las inflexiones de la voz, la especulación filosófica, la creación artística, la religión, el psicoanálisis, en síntesis: el conjunto de la experiencia cultural. 
A su vez, como patología de este espacio: la adicción a las drogas, el ritual obsesivo, la locura.
Luca Prodan podía habitar el espacio de la paradoja en su obra creativa, pero, perdido de ella, se dirigía insistentemente a lo aterrador que Winnicott encuentra en los juegos de los niños y, más allá, a lo patológico que es la abolición de ese espacio transicional. 
Hay una fascinación en el laberinto de los tóxicos y el alcohol. 
Esa tensión permanente entre el alcohol o los tóxicos y la obra artística –en la que esas experiencias han dejado sus marcas– aparece como un interrogante esencial en lo que concierne a la especie humana.
Lo cual no es ajeno a la inquietud que despiertan los equilibristas cuando despliegan un acto cuya belleza incomparable atribuimos a que la vida, por unos instantes, se sostiene de un hilo capaz de dejarlos caer al vacío. Se pasa de la ilusión al vacío y otra vez del vacío a la ilusión.
Una imagen de Luca Prodan contornea los bordes de ese abismo que rodea el universo creativo; su música, sus canciones se alimentan de esos gaps, esos hiatos que aparecen subrepticiamente en las escenas de la vida callejera y cuyos pliegues esconden la pesada presencia de la muerte.



* Miembro del Centro Descartes. Fragmento del trabajo “Una imagen de Luca Prodan”.

Pagina/12 on line. 17 de octubre de 2002.

Saturday, September 19, 2015

 

John William Cooke



 

Mahatma



Se despertó antes del alba, como cada día en el ashram.
En la oscuridad de la noche dirigió una oración colectiva al aire libre, en un lugar desde donde se dominaba el río Sabarmati.
Estaba preparado.
Con su tradicional dhoti ( la prenda masculina típica de la India, que se enrolla y ata en la cintura ) y un chal alrededor de los hombros, agarró una vara de bambú y echó a andar hacia el portalón.
Atrás dejaba el que fuera su hogar durante 13 años, una comunidad consagrada a sus preceptos basados en una vida sencilla y un pensamiento elevado.
Mohandas Gandhi iba solo.
Cuando inició su caminata en una carretera polvorienta de las afueras de Ahmadabad, la ciudad más grande de Gujarat, su estado nativo, 78 hombres vestidos de blanco formaron tras él una columna de a dos.
A su paso, decenas de miles de indios ( partidarios o simples curiosos ), apelotonados en las márgenes de la carretera, encaramados a los árboles o asomados a las ventanas, exclamaban:
"Gandhi ki jai!".Gandhi vencedor!
Era el 12 de Marzo de 1930.
Gandhi y su comitiva recorrieron en 25 días los 388 kilómetros que los separaba del mar de Arabia, desafiando la injusta ley británica que prohibía la extracción de sal en su colonia.
Maestro en gestos dramáticos que hábilmente convertía en símbolos, Gandhi se inclinó en la orilla y recogió un puñado de lodo salino.
La extracción ilegal de sal se extendió por el país  y hubo detenciones y apaleamientos.
Gandhi pasó casi nueve meses entre rejas.
Lo que las autoridades habían subestimado como una intrascendente escenificación política con tintes de espectáculo acabó en un clamor por la independencia coreado a lo largo y ancho del país.
Por primera vez el variopinto puzzle de la población india ( casta altas y bajas, hombres y mujeres, hindúes y musulmanes ) se unía para protestar contra el dominio británico.
Las masas habían hallado un líder.
Desde el día que emprendió la Marcha de la Sal hasta que murió, 18 años más tarde, Gandhi logró inyectar en la India un revolucionario combinado de política y espiritualidad.
A su filosofía basada en la acción la llamó satyagraha, o fuerza de la verdad.
La impronta de Gandhi fue indeble.
Guió a la India hacia la independencia.
Obligó a sus compatriotas a cuestionarse sus prejuicios más arraigados en materia de casta, religión y violencia.
En 1948, horas después de morir asesinado a tiros, apenas cinco meses y medio después del nacimiento de la nueva nación, Jawaharlal Nehru, el primer primer ministro de la India, proclamó que la luz dejada tras de sí por el Padre de la Nación seguiría brillando mil años después.



Por Tom O´Neill ( extracto ). National Geographic España

Wednesday, September 16, 2015

 

Frank Pentangeli, un tipo con códigos...


o Frankie Cincoangeles.

Sunday, September 13, 2015

 

Todo queda en familia Metión...


Metión es un héroe ático, cuya genealogía ofrece algunas variantes.
Corrientemente figura entre los hijos de Erecteo y Praxítea.
Sus hijos, habidos con Alcipe, expulsaron del trono de Atenas a Pandión II, hijo de Cétrope el Joven y, por lo tanto, sobrino de Metión, y reinaron en su lugar.
Metión es, en esta tradición, padre de Eupálamo y, por consiguiente abuelo de Dédalo.
En otra leyenda, Metión no era el padre, sino el hijo de Eupálamo, ni tampoco el hijo de Erecteo, sino su nieto.
Casado con Ifínoe, tuvo por hijo a Dédalo
A veces se le atribuye también la paternidad de Museo.
Finalmente, Metión desempeña un papel indirecto en la tradición de Sición.
Según ella, sería el padre del héroe Sición, llamado por Lamedón a sucederle en el trono de la ciudad.

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