Thursday, December 12, 2013
Yo te adoro Buenos Aires / Miguel de Molina
Yo... te adoro... y de verdad,
te quiero... Buenos Aires.
Que me diste... no lo sé...
pero el oro, que a ofrecerme
vinieron, de otras partes...
no pudieron, acabar con el hechizo
con que a mi corazón esclavizaste
Por eso... yo te amo!
y de verdad te quiero Buenos Aires.
Qué podría yo darte... si todo
me parece poco... para poder pagarte
tanto amor que como bulliciosa amante
me diste, a raudales, desde el primer instante
en que pisé, tu bendito suelo
para ya, nunca abandonarte.
Por eso te venero
mi amado Buenos Aires.
Que imán, divino tienes
para mi hispana sangre
que me hiciste olvidar
y a ti abandonarme, en amoroso idilio
con mi nuevo linaje que mi sangre refresca
y poder más amarte.
Es una primavera, de primor enervante
que a mis grises de otoño
da una amorosa savia, para vigorizarme
de la oscuridad, huída, de mi mente sangrante.
Tú sabes que en secreto, te conté mis pesares
y me escuchaste, atenta, casi sin inmutarte
curiosa y asombrada y hasta incrédula casi
para luego decirme, con ternura salvaje:
quédate, ya eres mío y nada ha de faltarte.
Esta criolla tierra, es una madre grande
que dulcemente ampara, a sus hijos dispares
de otros mares y tierras y quererlos iguales
porque la Pampa ancha, que Dios bendijo al darle
suelo fértil y amplio, para que a nadie
falte el pan y la justicia
los que en sus avatares, negarles
han podido gentes de otras partes
Aquí son todos hijos, sin colores de sangre
que amparan el regazo, de esta sublime madre
Que es la Patria Argentina
Por eso yo te quiero… mi buena Buenos Aires.
te quiero... Buenos Aires.
Que me diste... no lo sé...
pero el oro, que a ofrecerme
vinieron, de otras partes...
no pudieron, acabar con el hechizo
con que a mi corazón esclavizaste
Por eso... yo te amo!
y de verdad te quiero Buenos Aires.
Qué podría yo darte... si todo
me parece poco... para poder pagarte
tanto amor que como bulliciosa amante
me diste, a raudales, desde el primer instante
en que pisé, tu bendito suelo
para ya, nunca abandonarte.
Por eso te venero
mi amado Buenos Aires.
Que imán, divino tienes
para mi hispana sangre
que me hiciste olvidar
y a ti abandonarme, en amoroso idilio
con mi nuevo linaje que mi sangre refresca
y poder más amarte.
Es una primavera, de primor enervante
que a mis grises de otoño
da una amorosa savia, para vigorizarme
de la oscuridad, huída, de mi mente sangrante.
Tú sabes que en secreto, te conté mis pesares
y me escuchaste, atenta, casi sin inmutarte
curiosa y asombrada y hasta incrédula casi
para luego decirme, con ternura salvaje:
quédate, ya eres mío y nada ha de faltarte.
Esta criolla tierra, es una madre grande
que dulcemente ampara, a sus hijos dispares
de otros mares y tierras y quererlos iguales
porque la Pampa ancha, que Dios bendijo al darle
suelo fértil y amplio, para que a nadie
falte el pan y la justicia
los que en sus avatares, negarles
han podido gentes de otras partes
Aquí son todos hijos, sin colores de sangre
que amparan el regazo, de esta sublime madre
Que es la Patria Argentina
Por eso yo te quiero… mi buena Buenos Aires.
Miguel de Molina
Buenos Aires, 27 de Julio de 1965
Buenos Aires, 27 de Julio de 1965