Wednesday, October 16, 2013
Cumbre por una economía con rostro humano.
PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE RESPONSABILIDAD SOCIAL
El economista hindú cuestionó con las políticas de ajuste que está llevando adelante Europa, con el respaldo del FMI. Aseguró que Argentina ya tuvo experiencia en eso y no funcionó. Bernardo Kliksberg también crítico al capitalismo salvaje.
“El euro fue una estupidez. Países como Grecia y Alemania no pueden tener el mismo tipo de cambio. Y en ese tipo de circunstancia es cuando se aplican brutales recesiones, con pérdidas de empleo, caídas de salarios y deterioro de los servicios públicos. Argentina tiene experiencia en eso”, señaló ayer el premio Nobel de Economía, Amartya Sen, en la apertura del Primer Congreso de Responsabilidad Social. El economista habló sobre las inequidades económicas que a pesar del fuerte crecimiento siguen existiendo en su India natal y del modelo de desarrollo chino. Criticó al sistema político estadounidense y valoró el dinamismo de América latina. Para Bernardo Kliksberg, presidente del congreso, “es posible una economía con rostro humano, y esta hora es la definitiva para que seamos responsables por el otro”. De la apertura del encuentro también participó el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
Es la primera visita del premio Nobel a América latina, celebrada con un largo aplauso en la apertura del congreso, que precedió a la entrega del Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Amartya Sen es uno de los economistas más importantes del mundo, que estudió los determinantes de la pobreza en los países periféricos. Ayer, frente a mil personas, mayormente jóvenes, no desaprovechó la chance de criticar las recetas de ajuste que el Banco Central Europeo y el FMI, con decidido apoyo de Alemania, presionan para que sean desplegadas en Europa.
“La política que se está aplicando es primitiva, tan primitiva que no comprende que la austeridad corta las posibilidades de crecimiento. Puede resultar interesante comparar esta situación con la salida de la Segunda Guerra Mundial, cuando en términos relativos al PBI los países europeos estaban más endeudados que ahora. Sin embargo, diez años seguidos de crecimiento fue lo que les permitió salir del pozo. El peor momento para pagar la deuda es cuando la economía se achica”, indicó el Nobel, en una tónica que suele plantear el gobierno en sus propios términos: “los muertos no pagan las deudas”. Sen colocó a los Estados Unidos en una mejor posición económica relativa frente a la Unión Europea, aunque caracterizó como “disfuncional” al sistema político del país del norte.
Bernardo Kliksberg, presidente académico del congreso y miembro del panel del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria, principal órgano asesor de Naciones Unidas en la lucha contra el hambre, puso en números la situación. “Según los últimos datos de la FAO, hay 842 millones de personas en el mundo con desnutrición crónica, en un planeta que puede producir alimentos para doce mil millones de personas. Diez mil niños mueren por día por desnutrición. Cada 15 segundos se muere un niño por no tener acceso al agua potable. Con sólo 25 centavos de dólar se proporcionan los nutrientes básicos para evitar esta situación y, sin embargo, cada segundo se gastan por lo menos dos millones de dólares en armas. Esto es capitalismo salvaje, afán desmedido”, comenzó Kliksberg. Elogió que países de la región hayan disminuido sus niveles de desigualdad y pobreza y contó de qué se trata el programa Amartya Sen, que a través de la Facultad de Ciencias Económicas forma a 600 jóvenes en las ideas del economista.
Sen es un filósofo y economista hindú que ganó en 1998 el Premio Nobel de Economía, luego de investigar cómo la producción de bienes, en particular de alimentos, puede potencialmente satisfacer las necesidades humanas, aunque no lo haga a raíz del deficiente circuito de distribución de bienes, mediado por el afán de lucro. En función de parámetros como la desigualdad de ingreso y de género, de acceso a los servicios públicos y de calidad medioambiental, Sen estudió una nueva forma de medir el desarrollo. Sus investigaciones se convirtieron luego en un insumo central que tomó Naciones Unidas para crear su Indice de Desarrollo Humano (IDH). El Nobel, además, estudió la inequidad de género y ayer, incluso, por fuera de su habitual campo de estudio, criticó el rol de los medios.
Alessandra Minnicelli, presidenta de la Fundación Observatorio de Responsabilidad Social, definió de qué se trata la responsabilidad social, motivo de la convocatoria que tuvo lugar en un hotel en Ciudad Evita. “Debemos elegir ser responsables. Que cada uno empiece a hacer lo que está a su alcance. Desde la casa, el barrio o la oficina. La responsabilidad social, además, debe ir acompañada por una metodología, que permita evaluar gestión y eficacia. Debemos alinear la visión de empresa a la visión de país. La responsabilidad social no debe ser sólo cosmética.”
Más allá de las estrategias que puedan plantearse desde el ámbito privado, el Estado tiene un rol fundamental para mitigar las inequidades. Sin embargo, sectores de la derecha plantean, incluso con el ruido latente del estallido de la última crisis mundial, desatada gracias a la desregulación en varios planos, que la intervención del Estado opaca las libertades individuales. Amartya Sen descartó ante este diario que exista esa oposición entre regulación estatal y potencialidad individual, puso en duda la seriedad de economistas que realizan ese tipo de planteos y además ponderó el crecimiento de América latina en los últimos años.
Por Javier Lewkowicz / Pagina 12