Tuesday, January 29, 2008

 

"-¡Sí!" 23:57 6/10/06



¡Puta, que tenía mala suerte este tipo!
Encima, lo peor que le puede pasar a uno que viene en mala racha, ¡es saberlo!, como la soledad...
Pero, del individualismo o el individuo en la sociedad, su inserción en ella y demás, no quisiera hablar; (por lo menos ahora) cuando empiezo a filosofar, tiendo a perderme en el mismísimo laberinto que inventé y por lo general no puedo salir; así que, atravieso las paredes y salgo de prepo (escapo).
Hago trampa ¿dirán?, corto camino, excuso.
Siempre, pero siempre, que lo veía en el bar, “algo” le había pasado, problemas por lo general; y yo, que nunca fui de dar consejos,(será por las tormentas que cargo, será por mi cara de nada, de“¡murió mamá!” a “¡ganaste la lotería!”), lo escuchaba.
Es más, me veía y venía a mí, como ese perro callejero que alguna vez se lo acarició por lástima o porque hacía frío o se le dió un hueso porque sí (¡Diablos!, ¿No sería para demostrarme que seguía siendo tan sólo un ser humano?) y queda en un “-¡Gracias!” eterno.
Es una paradoja, de tantos defectos que tengo, una de las pocas virtudes que brilla (y que no busqué)es la de escuchar, la “oreja” que necesitan, la “cachetada” justa, el hombro para las lagrimas de alguna dama (y la linea que divide Amistad-Amor que termina justo en mí...), como un regalo del Destino mi “nueva” función, el “comprendedor”, el “pastor de ovejas negras”.
Porque, llegado el caso, si mi “clientela” entrase dentro de la clasificación de “gente normal”, hasta les sonreiría...
Nunca pensé demasiado sobre el “porqué” de esta virtud, (¡virtud a palazos!), tal vez por miedo a que se me enrosque la cabeza.
Pero, bueno, medio cura cínico, medio psicólogo nervioso, entro al antro y tratando de buscar un lugar cerca del ventanal para ver a la gente para verla nomás, apenas me siento, ya se acerca Ariel trayendo un vaso de ginebra (nunca lo ví tomando ese veneno transparente, me extrañó) con su cara de “-¡No sabés lo que me pasó!”
Y me dice:
“-¡No sabés lo que me pasó!”
Y ahí viene, también, esa sensación de “encendido”, de estar frente a un abismo, pero saber que no caeré, que algo me tiene, tal vez de mis pies salieron raíces, tal vez algún ángel me tenga del cinto, tal vez saldré volando como un pájaro más, no sé, no hay miedo.
Cuando hay algo que no entiendo y me supera, dejo que me supere...
Y usando un poco de mi sabiduría, le digo:
“-¡¿Y ahora que te pasó boludo?!”
Y el silbato del juez, el “¡juegue!”; las puertas del subte que se abren en horario pico; la mujer que no quería y que ya se desnudó; y esas canciones de Los Beatles que me hacen sonreír apenas pongo la púa sobre cualquiera de sus discos y esos tangos por Julio Sosa que me hacen emocionar cuando comienza la madrugada y quiero dormir, pero no puedo... Principios para finales que ya sé, “_Resulta que...”; tendré que buscar en la bolsa de “todotienesolución” que me regaló aquel chamán de la tribu de los diaguitas en Tucumán, antes de que lo metieran en un manicomio, o en el librito escrito “al revés” de ese viejo chino de mi infancia que me dijo:”-Acá encontrarás todas las soluciones” y se echó a reír... se llamaba “I ching” (el libro, no el viejo)
Usualmente, aplico la formula: “¡Pensemos, luego ataquemos!” a lo Bonaparte.
Siempre hago hincapié en desmenuzar el problema de turno, eso me lo enseñó mi prima Hilda, que era gnóstica a full, hasta que el líder de la congregación los junto en las ruinas de Cuzco (Perú) el 31 de Diciembre de 1999 y faltando unos minutos para las 00:00 hrs. , repartió armas y les propuso, amable y sinceramente, suicidarse en masa porque venía el fin de los tiempos...








“-Resulta que, ¿viste la piba yankee que te conté, que ubiqué después de ver esa nota en el diario, para que me traduzca las canciones?...”
Había salido un artículo donde se veía a unas 3 chicas extranjeras,(yanquee, alemana e irlandesa) haciendo acciones solidarias por medio de distintas O.N.G. (Organizaciones No Gubernamentales).
Ariel escribía de joven, hasta que ciertas drogas lograron domarlo y ya se sabe, uno nunca vuelve a ser el mismo... vaya a saber quién le dijo que podía completar su obra literaria, si le llevaba sus viejas canciones que tenia escritas, algunas en un inglés trucho y otras para traducir.
(¡¿Querría sacar un disco y convertirse en un new Luca Prodan?! o ¡¿un libro estilo Cortazar y autoexiliarse en Formosa?!.
Muchos ratones se mueren sin haber probado nunca el queso...)
“-¿Te acordás que en la nota decía que daba apoyo de inglés, de onda y que por eso fui?, ¡no sabés con la que me salió la Hermana Marta!(Superiora del comedor Casa del Carenciado donde ella asiste) me dijo que si la seguía viendo, ¡¡me iba a hacer una exposición en la Policía por acoso!!”









El comienzo de la historia es mas o menos así:
Sale la nota, él la ubica, ella le dice que sí, que le traduciría las canciones, que no había problemas, intercambian teléfonos y sonrisas
(“-Pero, ¿cómo estaba?” Indagué con un poquito de morbo y guiñándole un ojo, como quien cambia de frente en un partido de futbol con amigos.
”-Aceptable...”,como quien para la pelota con el pecho con cierta displicencia, 3 a 0 arriba, en un partido de futbol con amigos, respondió).
Ella viajaba por unas semanas de vacaciones a Cuyo con otra amiga, “-Cuando vuelvo te llamo”, prometió.
Pasó un mes, él, en vez de telefonear, fue hasta ese barrio, en las afueras de la ciudad. (esos lugares donde Dios nunca fue a hacer el censo...)
“-Se tuvo que volver a su país, tenia un pariente enfermo”, le contestó otra Hermana, de las seguidoras de Cristo, que estaban a cargo del lugar.
Al otro mes volvió a insistir (“-Ella tenía como 30 canciones que le dejé”), llamó, “-Regresó”, fue. Cuando la encontró, casi ni lo saludo, le devolvió las canciones y le dijo:
“-No puedo traducirlas o corregirlas, no tengo el tiempo necesario que quisiera para hacerlo, además, estoy por volverme, falleció mi abuela, disculpá, chau...”
“-Lo único que pude decirle era que me perdonara por mi atrevimiento... ni un beso formal de despedida me dio... no entendí nada, hacía poco me dijo todo lo contrario y ahora...”
“-Así son las mujeres, ellas tienen caretas y disfraces que nosotros no vemos... ¡Mozo, 2 ginebras!”









“-Y vos volviste...”
“-Sí, volví, porque soy un boludo.”
“-Bueno, no hay que ser tan sinceros en cosas obvias.” (a veces se me da por poner curitas en los sarnosos, para que no se rasquen tanto. )
“-Conozco a uno que barre en el diario y por medio de él, me consiguió las fotos de esa nota, les hice unas copias y se las quise regalar, ¡las tenía de hace meses , nada mas!”
“-¿Y cual es el acoso?”
“-¡Yo que sé!, un día llamé para ver si el lugar tenía dirección de e-mail (así mandarles las fotos ahí) y me ahorraba de ir hasta allá, que además me queda lejísimo, y así no caer como un cargoso, pero el viejo que me atendió, fue como si le hubiese hablado en griego...recordé que ella no me la había dado, porque no lo abría seguido, así que pensé mandárselas por el correo, por eso llamé otro día para que me dieran la dirección de ahí y además pregunté si ella todavía estaba, ya que se volvía a su país; una mujer me contestó que sí, pero ahí ya noté un tono extraño.
Da la casualidad que tenía que ir para ese lado, así que de paso se las llevé; estaba justo la Hermana Marta, le dí un sobre y le dije que era para Mary Ann, ni siquiera pedí hablar con ella, para no molestarla si estaba ocupada.
“-¿Tengo que firmar algo?” (creyó que era un cartero), le dije que no y me fui.
Por poner algo, le escribí mi número de celular dentro del sobre y las dos fotos de ella en esa nota.
Encima, justo después de irme y ya en el camino de vuelta, pensé aliviado:
“¡Tanto tiempo, tantos desencuentros, al fin terminé, fue como sacarme una espina!”
No vá que me suena el celular,(se escucha “La Cumparsita” cada vez que me llaman), veo en el visor: ”Casa del Carenciado”.
”¡Guau! ¡que rápida! Llamó para agradecerme”, pensé.
“-Hola? ¿Sí...Hermana? Sí, el mismo, ¿cómo de dónde saqué las fotos? ¡¿Qué busco?! ¡¿No?! Nó le envié ningún sobre anónimo, si yo fui recién quien se lo entregó en sus manos. ¡¿Exposición!? ¡¡si era un regalo!!”...Me agarró un frío en la espalda,...después, casi me dá un infarto...
No sé qué hacer; ¡mal que mal yo tengo una familia!”
Por la radio, el hermético poeta Carlos Solari, cantaba:
“-¡¡Algún día será esta vida hermosa!!”...









Razoné:o sea que, hasta el viaje, era cierto, después, todas las demás situaciones fueron excusas para alejarte, mentiras, siempre las mentiras usadas por las mujeres son más mentirosas...
“-¿Y a vos te interesa lo que piense ella o la Hermana Marta?” le dije,
“-¡Ella!”
“-¡NO!, ella es de otro mundo, nunca vió tantos monos juntos, ¡esta jungla es única!, es lógico que sea influenciable, si al principio te dijo que “sí” y luego que “nó”, ahí se nota el resultado de esa influencia. Le meten lo que esta bien y mal, ¡le ordenan qué hacer y qué decir!.
A vos la que te tiene que interesar es la Hermana Marta, porque, más allá que desconfió de vos, te mostró las garras cuando pensó que querías su “juguete”; recuerdo a ese escritor atorrante de Dalmiro Saenz, cuando se refería a la asesina interior que tiene toda mujer, (en caso por ejemplo, que un hijo esté en peligro) por más buena que parezca...
La denuncia no importa, siempre algún buen abogado del diablo, se relamerá con tu historia; eso es humo, hay que ir directo a apagar ese fuego, ese fuego de moralidad y ética que inventó el hombre, costumbres heredadas de viejas religiones, de mentiras de cielos e infiernos que a todos nos hicieron creer.
¡¿A qué Cristo defiende?! ¡¿En qué momento la confianza y el amor al prójimo pasó a apuntar con la espada de una supuesta justicia, en manos de “Los Señores de la Verdad”?!
¡Piensan que ellos inventaron a Cristo, que era “lo mejor para todos”, que “esto ahora se hace así” que “tus ideas no las encuentro en las sagradas escrituras!” ¡¿Que qué?!
¡¿Dónde quedó el “haz bien sin mirar a quien; ama a tus enemigos; pon la otra mejilla”?! ¡¿Cómo tu regalo hecho de corazón, pasó a ser una amenaza, se convirtió en una bomba?! ¡Hermana de quién es?!
¡Traigan al Cristo de los cintazos!
¡¡Al Buda de la liberación de la mente!!
¡¡¡Al Mahoma del amor incondicional a Alá!!!”









No me dí cuenta, pero estaba parado y a los gritos en el medio del bar.
De pronto, ¡ojos! (como los “ojos de terciopelo que miran a la gente con dientes” de aquella nostálgica leyenda) entre la oscuridad, ojos y el humo de los cigarrillos y más ojos; como luces, como linternas que me apuntan, y sus cabezas balanceándose de arriba-abajo-arriba-abajo, como diciendo: “-¡Sí!”.
A veces, me sale cierto don como de hipnósis, como que largo un discurso de políticos y siento ruidos de cadenas, ruidos de puertas que se abren, escucho maullar gatos que todavía no nacieron, escucho muchedumbres de hirvientes revoluciones contenidas.
Se descomprime el aire y los simples personajes a mi alrededor pasan a ser personas maravillosas, radiantes, ¡hermosas! Duendes de colores en este, ahora, bosque encantado y es ahí, pero ¡justo ahí! cuando siento algo que creo es felicidad...
Como que vamos por el camino correcto y es más, aunque sea el camino incorrecto, ¡vamos todos juntos! Por más que sea a la guerra o yo que sé, a brillar por mil estrellas...
Pero ese momento, que me parece eterno, desaparece a un simple parpadeo y Raúl está leyendo el Clarín en la barra, Gastón y Julio siguen debatiendo si irse a España o Italia, Jorge, el dueño del lugar, había cambiado el dial y no lograba sintonizar la radio de la Quiniela,(insultaba despacito), veo unos pibes que no conozco, una parejita tomada de las manos, el nene de las flores, extras y Ariel que me habla a la cara, pero veo que mueve los labios y no lo escucho, hasta que me zarandea un hombro y ahora sí logro escucharlo:
“-¡¿Pero decime de una vez qué hago?!”
“-...liberá a ese pájaro que tenés en el pecho, de una buena vez; dejalo que se junte con la bandada. Sabés perfectamente qué hacer...o nó?!”
“-¡Sí!”.









Dejó un billete sobre la mesa y se fue decidido.
Y se fue decidido a poner en limpio su alma.
Y se fue decidido a poner en limpio también, su nombre y honor como un buen ciudadano...
Conozco a los tipos que huelen a pólvora, a los que tienen la cadena siempre floja.
A Ariel le habían dado 27 años por matar a su mujer embarazada, en un ataque de locura nerviosa, (producto de “esas” noches de Mister Hyde...)pero sólo pasó 18 a la sombra y lo largaron un día por buena conducta.
Cuando salió se metió con unos evangelista devotos de Cristo, se casó y tuvo 3 nenes “unomaslindoqueelotro”.
Ya tenía antecedentes de maltratos y amenazas de cuando era joven y escribía, hasta que ciertas drogas lograron domarlo y ya se sabe, uno nunca vuelve a ser el mismo...
Su nueva familia corría peligro si al fantasma del pasado, se le ocurría pasar a visitarlo y juntaba los cables de la locura, que quedaron sueltos en su cabeza.
Iba a explotar.
Que no explote en su casa.









No hay nada que hacer con los árboles que crecieron torcidos, sólo, aprovechar su sombra en las tardes calurosas de verano.
Cuando el mal es incurable e inevitable, hay que encausarlo, para que haga menos daño.









No sé si habrá un cielo.
No sé si habrá un infierno.
No sé si mis consejos servirán de algo, si nunca supe darlos.
Solo sé que él encontró la solución y también sé que él, quería escuchar “esa” solución.
Y ahí se fué, como un zombi a asustar, como un fundamentalista a inmolarse, como un enamorado a proponerle casamiento a su novia... ahí fue Ariel,

decidido a matar a la Hermana Marta.....

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